
Si bien mi área de trabajo es América Latina,
hace un mes que estaba con ganas de escribir sobre Camboya. Durante los años setenta, en esa zona de Asia, se consumó uno de los genocidios más terribles en nombre del socialismo (maoísta, en este caso). Con la ayuda china y la tolerancia de EE.UU. –aliados de los chinos en su pelea contra los soviéticos- el Partido Comunista de Camboya (conocido como los
khmer rojos y liderados por Pol Pot), tomaron el poder del país asiático a punta de pistola cuando corría el año 1975.
Apenas tres años después, habían eliminado una cuarta parte de la población, casi más de dos millones de personas. Como muchos otros, este genocidio nunca fue debidamente investigado y sus responsables no fueron juzgados.
Hollywood reflejó el caso en una de sus películas, la triplemente “oscarizada”
The Killing Fields, aquí conocida como
Los gritos del silencio que contó con la actuación de John Malkovich y la música de Mike Olfield. Más recientemente se puede mencionar el debut como Director y guionista de Matt Damon con
Ciudad de Fantasmas, ambientada en la Camboya revolucionaria.
Cuando el sábado abrí el Diario Perfil, observé que
Pepe Eliaschev me había ganado de mano y su columna semanal estaba dedicada a la historia de Camboya en los años setenta. Debo admitir que al verla, sentí una reivindicación intima. Y es que cuando anuncie a un par de amigos que iba a escribir sobre Camboya, arrojaron todo tipo de comentarios maliciosos sobre las cosas en que gasto mi tiempo. Así, me remito a su
artículo para muchos de los detalles de una historia sobre la que no voy a abundar en este
post.
En cambio quisiera contar una historia más pequeña, también transcurrida en ese país, con la que me topé hace poco tiempo y que fue la disparadora de mi interés y este
post. Todo comenzó cuando descubrí un grupo musical oriundo de la ciudad de Los Ángeles, llamado
Dengue Fever. Los escuché por primera vez en el programa
Later... with Jools Holland por el canal de cable
Films & Arts y de ahí, rápidamente, me aboqué a conseguir sus discos.
La música de Dengue Fever tiene un estilo indie con influencias rockeras y psicodélicas de los años sesenta. El dato llamativo es que son liderados por una cantante camboyana que canta en idioma Kmher. Entre sus canciones reversionan algunos clásicos de la música camboyana y sus composiciones vocales incluyen melodías típicas de la región.
Leyendo más al respecto, me enteré de la particular historia del rock en Camboya. La cosa comenzó así: Como parte de la estrategia militar en Vietnam, EE.UU. instaló radios de gran potencia en la zona. Muchas de estas ondas llegaron a Camboya, país fronterizo con Vietnam y comenzaron a ser escuchadas masivamente por la población.
El efecto inmediato fue una explosión de la música rock occidental entre los jóvenes camboyanos. Al poco tiempo, siguió la aparición de un movimiento musical de gran magnitud, el más grande de Asia en aquella época, según los especialistas.
El rock camboyano combinaba las tradiciones musicales del país con la música sixtie predominante en la época, particularmente Nat King Cole, Jimi Hendrix, Phil Spector y The Doors, entre otros.
El resultado del sincretismo fue alucinante: Rostros orientales, raros peinados nuevos, vestimentas occidentales, bases musicales anglos y melodías camboyanas clásicas, todo unido en una estética que adelanta décadas al mundo de
Blade Runner y puede verse como un imprevisible efecto de la invasión norteamericana a Vietnam.
Ros Sereysothea y Sisamouth (bautizado como el "Elvis camboyano")
fueron los principales iconos de este movimiento que adquirió una fecundidad increíble, sólo entre ellos dos grabaron más de dos mil canciones en los siete años anteriores al triunfo de la revolución. Muchas de ellas, directamente compuestas y cantadas en inglés.
Cuando los
khmer rojos tomaron el poder, arrasaron con todo.
Como toda teología revolucionaría, no admite matices. El
hombre nuevo debía estar libre de la cultura corrupta de Occidente y sus representantes. Y fueron eficientes en esa tarea. Prohibieron cualquier expresión artística que no fuera la vinculada a la “tradición” revolucionaria, para eso destruyeron discos, instrumentos, estudios de grabación y, por supuesto, exterminaron a todos los músicos, a sus familias hasta a quienes usaban el pelo largo o vestimenta occidentalizada.
Sisamouth fue fusilado y
Sereysothea forzada a cantar canciones revolucionarias, luego obligada a casarse con uno de los comandantes revolucionarios. Sobre su destino poco se sabe aunque se cree que su marido la envió a los campos de exterminio que existían en el interior de Camboya, donde habría sido fusilada.
Sin embargo, ningún Estado, por más eficaz que sea su burocracia del terror, puede lograr el control completo sobre la vida de una sociedad y eliminar su memoria por completo. Y este caso fue una muestra más de eso. Los que pudieron exiliarse llevaron sus discos consigo, lo que permitió posteriormente recuperar gran parte de la historia. A su vez, un turista norteamericano difundió en su país un cassette recopilatorio que compró en un mercado de
Phnom Penh (capital de Camboya) y años más tarde eso dio comienzo a la ola.
En 1996, con ese material, el sello
Parallel World lanzó
Cambodian Rocks. Los cassettes originales sobre los cuales se basó la recopilación no incluían información sobre los artistas, títulos de las canciones o fechas de grabación, por lo cual poco se sabe sobre ellos.
Dengue Fever tambiún fue producto de esto y su aparición consolidó el interés sobre aquel malogrado movimiento rockero que, de este modo, logró un importante lugar en la escena alternativa de Los Ángeles, pero, sobre todo, en la comunidad camboyana en EE.UU. y en el mismo país asiático.
Además, el cine y el video volvieron a la carga. Se filmó una película sobre la escena rockera camboyana antes del genocidio:
Don't Think I've Forgotten, como también un cortometraje sobre su principal figura, Ros Sereysothea,
The Golden Voice y, finalmente, el documental de la banda
Dengue Fever, Sleepwalking Through The Mekong.
Hoy nuevamente las disquerías de
Phnom Penh están repletas de trabajos de aquellos viejos músicos. Si bien son más populares entre la gente que vivió (o sobrevivió) la época, en los últimos tiempos han vuelto a triunfar entre los jóvenes a partir de remezclas que los incluyeron en la música rap o hip hop y de bandas nuevas como la mencionada
Dengue Fever.
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