sábado, 7 de noviembre de 2015

De enseñanzas y recuerdos #flashmobtec

En el marco de un curso digital organizado por el CITEP, nos propusieron hacer un ejercicio basado en la mejor pregunta que hayamos recibido en una clase. La verdad es que no recuerdo o no sabría responder cuál seria esa pregunta. Sobre todo en la Universidad, donde vivo la mayor parte de mis experiencias académicas. Pero siempre recuerdo una pregunta en una clase en un colegio secundario. Ocurrió en el 1° o 2° año de Historia del Colegio Nacional Buenos Aires, el mismo día que hacía mi primera práctica docente para aprobar el profesorado de Historia de la Facultad.

La materia en el colegio era Historia Antigua y Medieval y yo estaba hablando de los romanos. En eso, una chica levantó la mano y me preguntó si los romanos también sufrían de anorexia. Yo quede KO. No recuerdo que le respondí. No se si lo hice racionalmente (es una enfermedad contemporánea bla bla) o mandé la pelota a la tribuna de alguna otra manera.

Cuando terminó la clase, la profesora de la materia Didáctica del profesorado de Filosofía y Letras que se encontraba observando y evaluando mi clase, (no recuerdo su nombre, pero si que trabajaba en la Editorial Estrada) notó el momento de incomodidad y me dijo que no debía preocuparme, que esa chica estaba pensando conmigo y que debía aprovechar esas ocasiones y no temerles.

Seguramente mi herencia judeo-cristiana preservó esta anécdota en forma de recuerdo culposo pero también de aprendizaje permanente.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Sociología de los cajeros automáticos



Los nerds tenemos obsesiones absurdas. Yo tengo varias, una de ellas son los cajeros automáticos, a quienes voy a dedicar algunos posts.

Los cajeros automáticos. Un tema menor pero que presenta una imagen de nuestras formas y costumbres sociales en tanto consumidores y ciudadanos. Siempre recuerdo cuando los usaba en Europa. En el viejo mundo los cajeros automáticos realizan la siguiente operatoria cuando se completó el proceso de ingreso de datos para retirar dinero. Primero, se pide al usuario que retire la tarjeta que ingresó. Segundo, se ofrece el papel del recibo. Tercero, aparece el dinero.

Así, el cliente necesariamente se irá del lugar con las tres cosas en su poder y nadie se va de un cajero sin retirar el dinero.

En Argentina no funciona así. Los brillantes cráneos que programan al cajero hacen que primero entregue el dinero, segundo el recibo y tercero la tarjeta.

En un contexto de paranoia, inseguridad real y que los cajeros -en muchos casos- son refugio de homeless, no es poco común que algún usuario tome el dinero rápidamente y se vaya, olvidando en ese acto el recibo y, lo que es peor, la tarjeta adentro del cajero.

Todos conocemos gente que ha olvidado su tarjeta en los cajeros. No es un tema ideológico. No tienen nada que ver los fondos buitres. Solamente es preciso programar los cajeros de un modo racional que facilite la operación a los usuarios. Tal cual describí lo que se estila en Europa.

Sin embargo, no solo esto no ocurre, además, los bancos comercializan distintos seguros sobre las tarjetas de débito al mismo tiempo que cobran más caro la reposición en caso de perdida u olvido.

La década ganada de las tarjetas perdidas. 

(To be continued)

martes, 27 de octubre de 2015

El rugby y yo


Nunca logré ver un partido de rugby entero por TV. No puedo nombrar ni dos jugadores de los Pumas. No me gusta la estética de este deporte y sus reglas me parecen ridículas: cuando la pelota va arriba del travesaño cuenta como gol, festejan los laterales y vale tocarla con la mano! Además, se puede jugar estando gordo como luchador de Sumo, la pelota solo se puede pasar para atrás y pica endiabladamente. La famosa palomita del Puma que encabeza este post me pareció vacía sin poder cabecear la pelota, tanto como una ensalada mixta sin cebolla.   

Pero eso no fue siempre así. Posiblemente mi rechazo hacia el Rugby no sea sólo estético, ni por el tipo de reglas que lo organizan. La verdad es que jugué al Rugby. Entre mis 13 y 15 años fui un desorientado wing del club Central Buenos Aires de Florencio Varela.

Fueron dos años tortuosos. Había que levantarse los domingos a las 7 am, para estar a las 8.am en la puerta del Colegio y de ahí subirse a un ómnibus que, después de un largo viaje, nos llevaba hasta el club donde jugaríamos. Y eso ocurrió en años donde el cambio climático aun no existía y las mañanas invernales eran realmente frías, como las noches en que me obligaban a entrenar en los bosques de Palermo.   

No se como llegué allí. Seguramente fue un acuerdo de mi Colegio con el club, de modo de reclutar jugadores para sus divisiones inferiores. No me imagino a mi mismo entusiasmado con esta posibilidad e inscribiendome en una lista para ser aceptado como rugbier juvenil. Debió haber sido mi viejo, que insistía en que debía hacer un deporte en beneficio de mi salud.

A mi me gustaba quedarme los sábados a la noche viendo TV, leyendo y jugando al ajedrez. Yo ya era un nerd en mi adolescencia! Pero la condición paterna para que los sábados pudiera ir a al Club Argentino de Ajedrez era que el domingo hiciera algún deporte (ouch!).

No tengo grandes recuerdos de mi pasado rugbier. No tenía amigos entre mis compañeros de plantel ni puedo acordarme de alguna anécdota o partido medianamente memorable. Sin duda puedo afirmar que nunca entendí cómo se jugaba. En aquellos años era alto y flaco por lo cual, el DT, de quien tampoco recuerdo absolutamente nada, me pidió que cuando tome la pelota, corra lo más rápidamente posible hacia la linea de try.

Obviamente no pude convertir un solo tanto. No estuve ni cerca. De hecho, era bastante hábil para mantenerme alejado de la posibilidad que la pelota llegará a mis manos. Si, en cambio, recuerdo los campos sin césped, poceados y a veces embarrados. Un sábado a la tarde, con mucho sol, jugábamos en Obras Sanitarias. Creo recordar que ese club estaba suspendido para competir en la primera división por algún asunto turbio, por lo cual, el estado de su cancha estaba particularmente desatendido. Parecía la reserva ecológica de Costanera Norte.

Posiblemente me desconcentré, quizás pensando en alguna variante de la Defensa Siciliana. La cosa es que la pelota llegó inesperadamente a mis manos. La tomé, casi por instinto. Dudé. Lo siguiente que recuerdo es una indeterminada cantidad de sujetos arriba mío aprovechando el tumulto y aplicando en forma discrecional todo tipo de codazos, trompadas y rodillazos. Sin embargo, al retomar la verticalidad, lo peor fue caer en la cuenta que el suceso había acaecido sobre una serie de prominentes ortigas que se habían adosado en toda mi humanidad. Nunca volví a pisar un cancha de Rugby. Logré convencer a medias a mi viejo y me mandó a jugar al fútbol en YPF. Otro fracaso, aunque mi DT allí fue el gran Delem. Aun sigo jugando al ajedrez. 

Sin embargo mi relación con el Rugby no está terminada. A esta altura de la vida, entrando lentamente en la avenida de los cincuenta años y tomando en cuenta la desmesurada distancia entre mi sofá y el televisor, he comenzado a valorar los deportes por el tamaño de su pelota más que por otros motivos, indudablemente superfluos, frente al avance indetenible y cruel de la presbicia.  

viernes, 3 de julio de 2015

Vanguardia de época


Lo primero que se puede decir de las imágenes de la muestra posporno, organizada por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA dentro del ciclo “Miércoles de placer”, es que lo único que no reflejan es placer. Nadie allí parece estar disfrutando. En un entorno de suciedad y frio, todo tipo de belleza está ausente y recuerda más a sesiones de tortura de otras épocas que a algún tipo de disfrute.

Lejos de innovar en tanto evento político cultural, posporno reitera las señas de identidad de los últimos años. Para comenzar, un clásico: los ideales esgrimidos justificarían la utilización del espacio público sin ningun tipo de regulación, control ni posibilidad de disidencia. El destino del crítico es el de siempre, ayer gorila y hoy pacato, pero siempre carente de derechos frente a la escenificación de la verdad sostenida desde el Estado.

Porque, hay que decirlo, lo de ayer habrá sido muy vanguardista pero fue financiado, programado, difundido y defendido con dinero e instituciones del Estado. Un vanguardismo extraño. 

Y en ese sentido quienes se ven perjudicados -o no se sienten incluidos en este nuevo programa sexual propuesto por la FSOC- son ridiculizados o ignorados. El militante del Partido Obrero que vio sus materiales arruinados y tuvo que limpiar su espacio (y no de tempera o gaseosa derramada) tiene derecho a quejarse públicamente sin tener que pedir disculpas o ser ridiculizado por ello.

La acción estuvo repleta de slogans irreverentes aunque no se condicen con el lugar elegido para llevarlos a cabo. La Facultad puede ser muchas cosas, pero no es un reducto del conservadurismo sexual. De hecho, financia generosamente la existencia de estos programas y otros similares. Cazar leones en el zoológico, otra de las características de los años que vivimos.

Sí el objetivo era despertar almas conservadoras, podrían haber elegido la estación Constitución, la tumba del soldado desconocido o la AMIA. La fama cuesta. La vanguardia también. Pero cuando la paga el Estado, parece que cuesta menos.

Una actividad como esta requiere cierta preparación para que el espectador pueda procesarla y hacer algo productivo con ella. Por ejemplo, pudo incluir una introducción bien delimitada, repartir volantes explicativos, la realización de algún encuentro previo para dar cuenta de la importancia de este tipo de movimientos y su vinculación con los contenidos curriculares etc. Posporno se ampara en la libertad de cátedra, pero no fue una actividad académica, ni de investigación o extensión. Los tres pilares base de la Universidad.

Por ultimo. En esta ensalada no podía faltar la militancia como fuente de toda verdad y justicia. El oficialista Diario Registrado definió el evento como “un acto militante, quienes participan lo hacen como parte de un proyecto activista, político y estético". El comunicado oficial de la Facultad se tituló Sobre la actividad artístico política Posporno en la Facultad de Ciencias Sociales”. Nada nuevo bajo el sol. Vanguardismos de planta permanente en busca de un poco de fama, seguramente menos duradera que haber hecho posporno en la cabina de un avión.

Gran parte de las elites universitarias argentinas en la última década encontraron en el modelo nac & pop la excusa perfecta para resolver la relación conflictiva que mantenían con el peronismo y la culpa que les generaba. A diferencia de la izquierda setentista que pretendía ingresar al peronismo para cambiar su naturaleza (entrismo), la intelectualidad progre de Filo y Sociales lo hizo para cambiar la de ellos (y de paso obtener algunas compesaciones materiales que no deben desdeñarse).

La forma en que se hacen las cosas tiene que ver con el contenido. Pero eso es algo que, a esta altura, ya es inútil volver a debatir.

martes, 2 de junio de 2015

Ni una menos (ni uno más)

La marcha de hoy debería ser contra la presidenta. Y contra su ministros, especialmente la de Seguridad y los de Interior y Justicia. La marcha de hoy debería ser contra Gobernadores, Intendentes y sus respectivos funcionarios de seguridad. La marcha de hoy debería ser contra alguien. Contra alguien que tenga responsabilidad por lo que pasa y lo que no pasa. 

Sin duda debería ser contra los jefes policiales, comisarios y también gendarmes. Obviamente, debería ser contra jueces y fiscales, empezando por Lorenzetti. Y seguro que contra algunos legisladores también. Las cosas ocurren porque no se cumplen con responsabilidades existentes. No se cumple la ley. Porque todo está librado al azar. Pero hay responsables y directos (y cómplices también). Y deberían estar en una celda, al lado del que mata, aunque algún tiempo menos.

Y si la marcha de hoy no es contra nadie, termina siendo un acto de autodisfrute de nuestra grandeza y solidaridad. Nos encanta ser el pueblo solidario y luchador…contra nadie. Y al otro día..... todo igual.

Y después viene Juan Carr a decirnos que somos maravillosos
y al poder también se lo dice. La solidaridad boba que surge después de inundaciones (con muertos hombres y mujeres), de incendios de boliches (con muertos hombres y mujeres), de accidentes en rutas (con muertos hombres y mujeres), de atentados terroristas (con muertos hombres y mujeres), aviones que se estrellan (con muertos hombres y mujeres) de muertos en canchas, en robos, entraderas, salideras, movilizaciones políticas, por paco, narco, hambre, derrumbes o por picadas. Hombres y mujeres comunes (y fiscales también).

Si la marcha no es contra nadie, es para el poder.
Si la marcha de mañana no es contra nadie, yo no voy.

martes, 19 de mayo de 2015

Boca-River ¿Jugar o no jugar? Esa es la cuestión


Terminado el primer tiempo River fue superior en la cancha. Boca estaba perdido y sacado y ahora tenia 45 minutos menos y muchas dudas. La mitad del equipo amonestado, incluyendo sus figuras. El último amonestado fue por arrojarle la pelota al juez de linea. 
El DT de Boca entró al campo al finalizar el primer tiempo fuera de sí para increpar al arbitro que él mismo había elegido. No estaba preparado para pensar y repensar sus propios errores (que ya habían sido muchos). Jugarlo de nuevo, pero ahora con la cabeza fria, saliendo del clima en que estaban los xeneixes, sin público que los presione, teniendo tiempo para repensar la táctica mal planteada y con algunas de las figuras rivales disminuidas fisicamente, hubiera beneficiado sin duda al club al agresor y no al agredido.
River había ganado en el partido del carácter y la personalidad, pero en la cancha, en esa cancha, en ese momento y en ese lugar. Donde correspondía. Barajar y dar de nuevo dos dias despues hubiera cortado ese trabajo y beneficiado a quien perdió la pulseada. Pedir que siga el partido era empezar otro partido y cuando vas perdiendo, eso no vale. 

martes, 20 de enero de 2015

Dar la cara


Mucho se debate sobre si CFK es o no una estadista. Mi opinión personal es que no lo es.  Lejísimo está de serlo. Sin embargo, otros piensan que es el mejor “cuadro” político de los últimos 30 o 40 años. Ahora bien, más allá de las posiciones ¿cómo debería haberse comportado un estadista en momentos tan complejos como los que generó la muerte del fiscal Alberto Nisman?

Ser un estadista no implica solamente ser un intelectual reconocido, como lo es, por ejemplo, Fernando Henrique Cardozo (admito que no he leído nada de la obra escrita de CFK para juzgarla en ese sentido). 

Un estadista sabe, intuye, que la sociedad que lidera (o parte de ella) está en un momento de incertidumbre, angustia o miedo, por el presente o por el futuro inmediato. En esos momentos el líder debe aparecer, aunque no tenga certezas de lo ocurrido y como solucionarlo. Su presencia frente a la sociedad reafirma que hay un liderazgo, una conducción, aporta serenidad y trae certezas donde solo hay preguntas sin respuestas.

Por eso pienso que CFK debió hablar en vivo y directo por cadena nacional. Y debio hacerlo en el momento que correspondía, es decir, a las pocas horas de descubrirse el hecho.

Aún cuando haya mucha gente que no le crea nada a la presidente, unas palabras razonables, calmadas, mostrándose humana y firme, solidaria con los deudos y garantizando el normal funcionamiento institucional, podrían ser un bálsamo en un momento en que muchos divisan el precipicio más cerca de lo soportable.

No hacen falta anuncios espectaculares ni descubrimientos explosivos. Posiblemente, como en un duelo colectivo o en un funeral particular, la presencia alcanza (a corto plazo, en la inmediatez de los sucesos). En esos momentos, el verdadero estadista intuye la necesidad de su presencia, incluso, la de su inmolación política inmediata, para luego recomponer un vínculo de confianza entre parte de la sociedad y las instituciones.

El caso del presidente frances Hollande es apropiado como ejemplo. Luego de su aparición publica tras el atentado, recompuso su liderazgo político y subió muchos puntos en las encuestas de opinión. Más allá que en pocas semanas los vuelva perder por otros motivos. En cambio, la cobarde decisión del ex presidente De la Rua de anunciar el estado de sitio en un discurso grabado o la de Aníbal Ibarra de esconderse la noche de Cromagnon son una posible muestra de lo contrario.  

La respuesta de CFK fue diametralmente opuesta a la de Hollande. CFK fue fría, distante y se dirigió desde una red social donde no queda claro quien es la persona que realmemnte elabora el mensaje. CFK actuó con un calculo excesivo, sembrando dudas sobre el muerto, acusando conspiraciones sin rostros y siempre hablando de ella.  

Con sus mensajes, la presidente argentina tensó más el ambiente político. CFK dejó una importante parte de la sociedad librada a creer lo que quiera, sin ningún tipo voz oficial que ponga algún paño de frío sobre la incertidumbre. 

Muy poco para lo que necesita el país en estos días tan oscuros. Muy poco para ser considerada una estadista

Betty Draper, Bob Kennedy y Alberto Nisman


Mad Men es una serie que muestra la vida de una agencia de publicidad norteamericana en los años 60. Lejos del otro ícono de las series televisivas actuales, Breaking Bad, Mad Men no es pródiga en violencia, muertes y delitos. Por el contrario, es una serie que va lento y muy preocupada en la estética, en la caracterización de los personajes, en los colores, la ropa y los escenarios.

El argumento de la serie está muy vinculada con los hechos políticos y sociales que rodean a la década de los sesenta y se topa en un par de capitulo con la muerte de JFK primero y de Harvey Lee Oswald después. Hay una escena que me quedó muy grabada.

Betty Draper, la hermosa esposa del protagonista, está mirando distraídamente la TV. En el aparato aparecía  Robert  Kennedy (hermano de JFK) dando un discurso en una campaña electoral en la que se perfilaba ganador. Bobby era uno de los principales referentes en las luchas por los derechos civiles (curiosamente había sido fiscal y murió por el disparo de una 22).

La escena transcurre con Betty mirando la TV justo en el momento en que un pistolero aparece en el acto de Kennedy, y como a su hermano mayor, lo asesina. Esta vez, en plena TV y ante los ojos de millones de norteamericanos.

De repente, Betty observa la imagen, escucha el tiro y los gritos. Se tapa la cara con ambas manos, incrédula de lo que veía. Unos segundos después grita algo así como “qué carajo está pasando!!!” Betty estaba diciendo “este tipo de cosas no es normal en mi país”. Primero JFK, después Oswald, Luther King y ahora Bob Kennedy. Era una mezcla de rabia, impotencia, decepción y sorpresa.

No sé por qué esa escena me pareció tan lograda, tan natural y me fije tanto en ella. Quizás porque reflejaba tan logradamente la incertidumbre y el temor ante un situación que parecía salirse de sus carriles normales.

La mañana de hoy prendí el teléfono como todas las mañanas. Vi con sorpresa que estaba saturado de whatsaaps, mensajes de Facebook y llamadas sin atender. El primero que abrí al azar es de un amigo chileno que me decía “Argentina se está mejicanizando y Chile se está argentinizando”.  Supuse algún tiroteo, algunos muertos en el conurbano o en Rosario, otro escándalo de los nuestros de cada día.

Cuando abrí la Web de Clarín me sentí como Betty Draper. Solo atine a decir “mataron a Nisman” y lo repetí en voz más alta aun “mataron a Nisman”. Leí que Nisman apareció muerto y me salió “lo mataron”. Como Betty, la sorpresa, la incredulidad y la bronca me ganaron. Era la misma escena.

A diferencia de Betty no puedo decir que en mi país estas cosas no pasaban.