Hace unos
días que pensé en escribir nuevamente sobre la carrera de Historia de la UBA (de la que soy egresado pero no tengo ninguna otra vinculación institucional).
Se cruzaron varios motivos para eso: la muerte de Halperin Dongui, el
desopilante video que Canal Encuentro realizó para Filo sobre cada una de sus carreras
y, finalmente, la publicidad electoral por las inminentes elecciones de Junta
Departamental.
Recuerdo que apenas empezaba mi paso
por la carrera, un artículo de Ema Cibotti levantó gran polvareda. ("El
aporte en la historiografía argentina de una generación
ausente: 1983-1993". Revista Entrepasados N° 4/5, 1993).
La respuesta más conocida fue la de Javier
Trímboli y Roy Hora ("Las virtudes del parricidio en la historiografía. Comentarios
sobre la mirada de Ema Cibotti a la 'generación ausente'" en Revista Entrepasados. N° 6, 1994) aunque
el debate llegó hasta la Iglesia de adoradores de Eduardo Sartelli (“Tres
expresiones de una crisis y una tesis olvidada" en Razón y Revolución, 1995). Un artículo de Martha Rodríguez describe muy bien la situación historiográfica de la época.
Pero los debates estaban también en
las aulas y los pasillos de Filo. Recuerdo un Boletín de la agrupación
Mariategui que había fotocopiado los artículos, agregando sus propios análisis. La otra agrupación estudiantil de la Junta departamental, Rebeldes
Primitivos, había hecho algo parecido.
En esos años se debatía la orientación
historiográfica hegemónica y las formas políticas que este grupo tenía para
sostenerse en el poder institucional. Al mismo tiempo, la producción historiográfica
de unos y otros en aquellas décadas (de los 80 y 90) había llegado a un punto
muy alto (aunque también algunas cátedras eran pésimas, sin importar a que grupo perteneciaran).
Recuerdo los libros icónicos de Tandeter, Sabato, Barbero y Devoto y Chiaramonte, los inicios de la Historia oral con Dora Schwarzstein, los estudios sobre mujeres y obreros de Lobato, Suriano, Pozzi etc. o los entonces innovadores trabajos sobre las guerrillas de Ernesto Salas por mencionar los que me vienen a la cabeza más rápido.
Recuerdo los libros icónicos de Tandeter, Sabato, Barbero y Devoto y Chiaramonte, los inicios de la Historia oral con Dora Schwarzstein, los estudios sobre mujeres y obreros de Lobato, Suriano, Pozzi etc. o los entonces innovadores trabajos sobre las guerrillas de Ernesto Salas por mencionar los que me vienen a la cabeza más rápido.
Los “modernos” buscaban expandir su
poder tratando de correr a los demás, que se defendían como podían. Entre los
resistentes había cátedras de la “derecha” como Argentina (I) con Beatriz Spota
y América II (no recuerdo quien era la titular). Creo que Nilda Guglielmi y
Perla Fuscaldo podrían incluirse en ese grupo aunque con mucho mejor nivel.
También había profesores de izquierda como Claudio Katz, Pablo Rieznik, Alberto
Pla, María Elena Vela, Pablo Pozzi y alguno que otro no siempre alineado (Marcelo Levinas
y Marta Ottonello). La lucha entre los grupos se veía en la pelea por las
rentas y, sobre todo, en los seminarios, que eran el gran espacio de conflicto.
En aquellos años la disputa era, a la vez, política e historiográfica. No podía distinguirse una de otra. Las demandas de pluralismo tenían que ver entonces con incorporar todas las visiones historiográficas a la institución, no con repartirse cargos en las cátedras cuoteadas por partidos o a cambio de apoyar la reelección de Hugo Trinchero o la elección de Graciela Morgade. Eso no es pluralismo, es pura rosca.
Sin mencionar, "pequeños detalles" como que la matricula estudiantil se redujo a la mitad, que una gran cantidad de los mejores investigadores huyeron a las universidades del conurbano o a las privadas y que el Instituto Ravigani culminó su independencia formal al convertirse en centro asociado del CONICET.
Entonces,
la pregunta es ¿qué debates historiográficos caracterizaron
a la carrera de Historia de la UBA en los últimos 10 años ? ¿Qué producciones impactaron en el campo de
una manera decisiva? ¿Cuántos congresos o jornadas se realizaron? ¿Qué revistas
se editaron y qué impacto tuvieron? ¿Qué nuevas preguntas o métodos se mostraron? ¿Qué ofertas de posgrado se concretaron?
En síntesis ¿qué cosas
podrían escribir los investigadores de historiografía sobre los últimos 10 años
de la carrera de Historia de la UBA al estilo de los debates antes mencionados?
Los profesores y graduados que fueron (y son)
responsables de la conducción de la Facultad y la Carrera durante la última década deberían mostrar
algún balance al respecto a la hora de convocar a votarlos más alla de abundar en relatos sobre las desventuras estudiantilistas de asambleas y traiciones diversas.
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