A la acumulación de eventos culturales de convocatoria masiva ya probada (conciertos al aire libre, stands con comida gratis, desfiles, murga y futbol) se le sumó la llave de la movilización popular desde hace 200 años: El nacionalismo, del berreta, el del gorro, la bandera y la vincha.
Una jornada en que me resultó imposible no recordar los festejos del Mundial 78 y el fervor del 2 de abril de 1982. Hasta los mismos cantitos se escucharon por las calles porteñas (el futbolero, “vamo´ vamo´ Argentina, vamo´ vamo´ a ganar, que esta barra quilombera” etc. y el más malvinero “el que no salta es un inglés”).
Pero no todo fue exactamente igual. En esta ocasión predominó la estética del Canal Encuentro: contenidos políticamente correctos para sectores urbanos progres. Mucho rating en Caballito y abajo del camión en el interior profundo. Intelectualidad básica entre Felipe Pigna y Pacho O´Donnell.
- “mirá que felices se ven a los bolivianos que desfilan homenajeando a la patria. Que país generoso que tenemos y los stands de las Provincias están buenísimos!!. Mirá que lindo que quedó el de Formosa, ¡y que rica la comida típica!”
Reflexionar sobre la distancia que separa ese maravilloso stand en la 9 de Julio de la vida cotidiana en Formosa, mejor lo dejamos para el próximo bicentenario, no seamos destituyentes. Ni hablar de cómo tratamos y como viven muchos de los bolivianos en el país.
-“Ahora vayamos al stand de Santiago de Estero, ¡que bien se vive en las provincias! Y claro, no es la locura de Buenos Aires, no hay caso, este país debería ser más federal”.
La paradoja que mostró el homenaje al Rock Nacional es extensible al resto de las producciones de la patria prospera que celebramos. El escenario lleno de viejas glorias, de antiguos mitos, de grandes olvidados, a quienes se aplaude con ternura y devoción. Y si estuvieron vinculados con los setenta aun mejor. Eso si, difícil encontrar entre ellos algún menor de 40 que esté haciendo algo trascendente. Litto Nebbia y León Gieco los maestros de ceremonias que incluyeron a Vox Dei, Emilio del Guercio, Garre (Silvina, no el defensor de Ferro), Porchetto y todos juntos cantando “La Balsa”. ¡Una que sabemos todos!. El cierre a cargo de Fito Páez, quizás el menos talentoso de los íconos contemporáneos del rock argentino –posiblemente el más desafinado- y sin ningrun tipo de duda, el más populista.
¿Dónde estuvo la cumbia en los festejos? ¿Y el rock chabón?. No eso no. Como en el 78 y en el 82, la nacionalidad oculta lo que no queremos ver. Pero -aunque invisibilizado en los festejos- eso es lo que nuestra patria engalanada produce hoy en día –doscientos años después- para la mayoría de su población.
La paradoja K se corporiza en toda su dimensión: El discurso progre del Estado y la estética ¿vanguardista? de Fuerza Bruta, conviven con la pobreza de casi el 50% de la población y se sostiene en los votos de los excluídos desde La Matanza hasta Perico y en los punteros que los consiguen. Pero Canal Encuentro no es para ellos.
Somos progres pero tampoco exageremos, que no toque Damas Gratis porque se nos llena de negros la 9 de julio y nosotros queremos mostrar lo que fuimos –y ya no somos- agitando con fervor la banderita celeste y blanca. ¡¡Que lindo que es ser argentino!!
Una jornada en que me resultó imposible no recordar los festejos del Mundial 78 y el fervor del 2 de abril de 1982. Hasta los mismos cantitos se escucharon por las calles porteñas (el futbolero, “vamo´ vamo´ Argentina, vamo´ vamo´ a ganar, que esta barra quilombera” etc. y el más malvinero “el que no salta es un inglés”).
Pero no todo fue exactamente igual. En esta ocasión predominó la estética del Canal Encuentro: contenidos políticamente correctos para sectores urbanos progres. Mucho rating en Caballito y abajo del camión en el interior profundo. Intelectualidad básica entre Felipe Pigna y Pacho O´Donnell.
- “mirá que felices se ven a los bolivianos que desfilan homenajeando a la patria. Que país generoso que tenemos y los stands de las Provincias están buenísimos!!. Mirá que lindo que quedó el de Formosa, ¡y que rica la comida típica!”
Reflexionar sobre la distancia que separa ese maravilloso stand en la 9 de Julio de la vida cotidiana en Formosa, mejor lo dejamos para el próximo bicentenario, no seamos destituyentes. Ni hablar de cómo tratamos y como viven muchos de los bolivianos en el país.
-“Ahora vayamos al stand de Santiago de Estero, ¡que bien se vive en las provincias! Y claro, no es la locura de Buenos Aires, no hay caso, este país debería ser más federal”.
La paradoja que mostró el homenaje al Rock Nacional es extensible al resto de las producciones de la patria prospera que celebramos. El escenario lleno de viejas glorias, de antiguos mitos, de grandes olvidados, a quienes se aplaude con ternura y devoción. Y si estuvieron vinculados con los setenta aun mejor. Eso si, difícil encontrar entre ellos algún menor de 40 que esté haciendo algo trascendente. Litto Nebbia y León Gieco los maestros de ceremonias que incluyeron a Vox Dei, Emilio del Guercio, Garre (Silvina, no el defensor de Ferro), Porchetto y todos juntos cantando “La Balsa”. ¡Una que sabemos todos!. El cierre a cargo de Fito Páez, quizás el menos talentoso de los íconos contemporáneos del rock argentino –posiblemente el más desafinado- y sin ningrun tipo de duda, el más populista.
¿Dónde estuvo la cumbia en los festejos? ¿Y el rock chabón?. No eso no. Como en el 78 y en el 82, la nacionalidad oculta lo que no queremos ver. Pero -aunque invisibilizado en los festejos- eso es lo que nuestra patria engalanada produce hoy en día –doscientos años después- para la mayoría de su población.
La paradoja K se corporiza en toda su dimensión: El discurso progre del Estado y la estética ¿vanguardista? de Fuerza Bruta, conviven con la pobreza de casi el 50% de la población y se sostiene en los votos de los excluídos desde La Matanza hasta Perico y en los punteros que los consiguen. Pero Canal Encuentro no es para ellos.
Somos progres pero tampoco exageremos, que no toque Damas Gratis porque se nos llena de negros la 9 de julio y nosotros queremos mostrar lo que fuimos –y ya no somos- agitando con fervor la banderita celeste y blanca. ¡¡Que lindo que es ser argentino!!
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